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Ojalá y los puedan ver

Ojalá y los puedan ver

Mi sensación al ver a los rinocerontes siempre ha sido la de estar viendo a un dinosaurio vivo. En particular, me recuerdan a los triceratops por los cuernos, los pliegues de la piel y también, porque en mi imaginación, su lenguaje corporal debió haber sido bastante parecido, aún cuando los triceratops eran reptiles y los rinocerontes son mamíferos.

 

De cualquier forma y saliéndonos de mi interpretación atemporal y comparativa, los rinocerontes son, además de enormes, animales majestuosos.

 

Esta fotografía la tomé en unos de los mejores parques nacionales de África para ver rinocerontes, conocido con el nombre de Hlane Royal National Park en el reino de Eswatini. 

 

Recuerdo que ese día tenía varias horas haciendo safari cuando me encontré con una trifurcación en el camino. Tomando la decisión de cruzar a la izquierda y para mi sorpresa, a unos pocos metros me aparecen no 1 ni 2 rinocerontes, sino 7 rinocerontes blancos juntos tomando una siesta.

 

Y la verdad es que no les puedo explicar mi emoción al ver aquella escena. Siempre atento al lenguaje corporal de los rinocerontes para no molestarlos, me puse lo más cerca que pude, apagué el carro e inclusive, después de un par de horas llegué también a tomar una siesta.

 

Ellos en libertad y yo encerrado en mi carro, no podía sino estar agradecido con la creación por el hecho de que existan animales como aquellos. Simplemente estaba asombrado, admirando con mis propios ojos y atravez del lente de mi carama esa belleza, y deseando que no sea la nuestra, la última generación que pueda ver vivos a estos animales.

 

Y precisamente, al despedirme recuerdo haberle pedido a la vida que si llego a tener hijos, puedan ver a estos animales con sus propios ojos y no, que por nuestra culpa como especie, tengan que verlos en los mismos libros en donde aparece el dinosaurio que mencioné al principio de este escrito.

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