Diseño y cielo

Desde que fui a Marruecos en el año 2007 el mundo árabe logró cautivar mis sentidos. Una cultura extremadamente rica en contenido e importante en la evolución histórica de la humanidad.
 
Recuerdo que hace algunos años había escrito, que cuando me hablaban de “los árabes”:
 
Pensaba en La Alhambra.
Pensaba en la infinitud del Sahara: en el color rojizo, en el tacto y en la danza del viento en la arena, en la energía de los cielos estrellados y en la profundidad y claridad de los ojos de las tribus Tuareg.
Pensaba en las vibraciones de las oraciones en Estambul y en la magia de encontrarte en el momento preciso entre las mezquitas Azul y Santa Sofía.
Pensaba en diseños perfectamente modulares, especias, cueros y en los mercados de Marruecos.
Y que por último, pensaba en la palabra belleza.
 
Y eso que para aquel momento, no había ido a la “Gran Mezquita de Abu Dhabi” que es en mi opinión una de las creaciones hechas por el hombre, más espectaculares. Por otra parte, y a través del islam, también nos regalaron el Taj Mahal.
 
En esta fotografía que tomé en Israel, lo que pueden observar es un segmento del techo del Domo de la Roca que está ubicado en el centro del Monte del Templo, llamado así por ser el lugar en donde fueron construidos el primero y segundo templo de Salomón en Jerusalén. Lugar sagrado para hebreos, cristianos y musulmanes.