LUCIANO A. MACHADO
El objetivo con mis fotografías es lograr que se enamoren del mundo en donde vivimos, es rescatar un mensaje perdido, es poder despertarles curiosidad y entregarles fascinación, es en definitivas cuentas: hacerlos sentir vivos.
De pequeño vivía enfrente de una montaña llamada El Ávila en Caracas, la capital de Venezuela, y una de mis actividades favoritas era irme de excursión con mi padre siempre con la intención de cada vez, llegar más lejos, ya que sabía que algún día alcanzaría la cima y podría ver que había detrás de la montaña.
Habiendo tenido un padre que desde el primer momento fomentó mi curiosidad, años más tarde mi fascinación por el mundo ha permanecido inalterada, siempre tengo el deseo latente de saber que hay más allá y es, este deseo, el que me ha llevado a conocer 102 divisiones político territoriales que llamamos: países.
Por el contrario, mi padre, que no sólo fue un padre sino que también un amigo, se comenzó a relacionar con el mundo de forma inversa hasta llegar al punto de no querer seguir viviendo. Por un momento, su pulsión de muerte fue más poderosa que su pulsión de vida, deviniendo en un instante que cambiaría para siempre el rumbo de mi vida.
Según Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, todas las decisiones que tomamos responden a dos instintos básicos, uno de vida representado por el dios griego del amor, Eros, y otro de muerte representado por el dios griego de la muerte, Thanatos. Y así, ambas pulsiones, la de vida y la de muerte, habitan en una constante lucha en todos nosotros.
La vida puede resultar ser compleja e incluso contradictoria, pero somos dueños de nuestro destino al poder elegir cuál de nuestras pulsiones satisfacer. Del amor incondicional de mi padre, de su cariño y atención, aprendí sobre la vida, y sobre su propio desamor, aprendí sobre la muerte.
Teniendo la libertad de elegir, tomé la decisión de que todo mi trabajo artístico sea precisamente, una oda a la vida. Un trabajo que siendo pensado a la inversa del miedo que es aquella fuerza que nos separa, es un trabajo pensado desde el amor, que es aquella fuerza que nos une.
El objetivo con mis fotografías es lograr que se enamoren del mundo en donde vivimos, es rescatar un mensaje perdido, es poder despertarles curiosidad y entregarles fascinación, es en definitivas cuentas: hacerlos sentir vivos.